Actualidad Peñas: «Princesas por un día»

En los prolegómenos del Día Internacional de la Mujer,  el Barça quiso rendirles  cortesía. A sus dirigentes  se les ocurrió una “rutilante  idea”. En la visita del Real Zaragoza,  el Palco Presidencial del Nuevo Campo estaría ocupado únicamente por señoras.

Quiero señalar, a sabiendas de llevarme la reprimenda del siglo, que este tipo de gestos, más efectistas que efectivos, me sacuden tal  “jetazo mental” que produce en mí un hondo y perdurable malestar general.  Son, realmente, artificiosos e  inútiles para lograr el objetivo que se pretende. Todo se reduce a “salir en la foto” y que ésta se difunda para que el personal compruebe lo majos que “semos”.

Me recuerda, como otros muchos,  aquel  sinónimo Día, “El de la Paz”. Me veo a los pequeños, medianos y mayores,  desgranando lindos versos bucólico _pacifistas  ante sus compañeros del cole. Empapelando las paredes de la clase con murales alusivos. Dirigiendo epístolas de concordia a los “irracionales” que provocan las guerras para que las paralicen. La suelta de globos de colores. El apoteósico final del “vuelo de la palomita” al sonido de la 9ª de Beethoven o canto del Himno de la  Alegría. ¡Precioso! ¡Tan Precioso como falso!

Recuerdo como, al “toque de desbandada general” que señalaba el final de la actuación, la emprendían con patadas y zancadillas mutuas. Salivazos canuteros. Empentones,  balonazos, insultos. Sin obviar la falta de respeto a sus mayores, a sus padres, a sus educadores y enseñantes. Vamos, la vida cotidiana. Así hasta los 60 minutos anteriores del 365 día siguiente.

Este Día Internacional  conmemora “la lucha de la mujer”  por su desarrollo integro como persona y por su participación en la sociedad en pie de igualdad con el hombre.

Considero que la  mujer debe estar  integrada en los puestos de la sociedad por derecho propio, de acuerdo con sus méritos de capacidad y valía. Tienen que reivindicarlo diariamente. No basta con el Día del “corte inglés” y asemejados varios.

El hombre, que no lo termina de asimilar, está en la obligación de allanarles o suprimirles los obstáculos que encuentran o ponen en el camino. Flaco favor se les hace si toda preocupación masculina desaparece con exhibirlas,  como en escaparte de feria, un día al año. Bueno, más que escaparte, aquello parecía un accidental gueto femenino. Me hubiese parecido perfecto si, terminada la charlotada mediática, el tal Rosel  hubiera promulgado un edicto por el que incorporaba  catorce mujeres a su Junta Directiva. Solo sea por aquello de la paridad.

¡Ay señor, señor, cuanta paripé y cuán felices nos sentimos!

Como no podía ser de otra manera, el Real Zaragoza recibió invitaciones para que la mujer  aragonesa tuviera su cuota de protagonismo. El club envió su representación presidencial dejando en  manos de la Federación de Peñas la designación de dos féminas que encarnaran  la  “afición peñista,  zaragocista, o vete a saber  qué o  a quien”.  Hete aquí el “quid de la cuestión”. Y, “como no podía ser de otra manera”, Arnaldo Félix volvió a protagonizar otra “de las suyas”.  Está visto y comprobado  que  “Arnaldo y su junta directiva” son unos avezados  asignadores-repartidores de entradas al palco. No solo del  propio, ya consta en su programa, sino, también, del AJENO.

Todo transcurría de acuerdo al guion.  D. Agapito, Presidente del  Real Zaragoza,  había suprimido el protocolo del palco: “Hoy es vuestro día, podéis hacer lo que queráis”.

Desde la segunda fila, el desfogue de una de las “peñistas agraciadas” fue total pidiendo faltas y  tarjetas. Aplaudiendo jugadas y paradas. Se desconoce si celebró las pifias o repartió insultos por doquier. Hasta la avispada “avispica” voló premeditadamente  por el palco. No se apercibió mucho, la verdad,  más bien ni se distinguió. Estos chicos de la tele y la prensa no se enteran de nada.  Pero volar, “Joer que si voló”.

SÍ,  más sola que el del anuncio la “pepsi” se encontraba nuestra aficionada zaragocista pero no cabía en sí misma de gozo.

Había aceptado ir “a mala hostia”,  solo por el placer de estar en un sitio que muchos jamás pisaran. A fe que no se arrepentirá. Se supone estará eternamente agradecida a la misteriosa mano del D. Arnaldo que la hizo partícipe de tamaña vivencia. Una experiencia vital que quiso inmortalizar en la foto. Si no hay foto, no hay nada.

Allí acudió en busca de D. Agapito. El presidente, hombre educado, gran caballero, acepto posar y hasta firmar autógrafos si hiciese falta, como en años anteriores. Pero no, algo ocurrió. La “avispita”, ese usurpado símbolo zaragocista,  debió emitir efluvios que provocaron reacción alérgica. La foto no se hizo por un segundo. ¿Os imagináis picotazo tan doloroso? Vamos, hubiese sido el despiporre universal. No, no hubo la tan ansiada foto. Por un segundo.  ¡Qué penita y qué dolor!

No obstante, la referente espetó al Presidente lo que pensaba de él, de su “cuadrilla”, de su gestión. Le expresó su desilusión, su descontento y las ganas de cambiar el rumbo. Tuvo la “osadía” de enfrentarse con cinco miembros de la directiva en el palco culé y decirles, a la cara, lo que pensaba.

Pudo descargar,  pues, la rabia contenida durante toda la temporada. Su rabia activa, la de ellos. Su rabia pasiva, la provocada por los silencios tuyos, míos, nuestros. Todas las rabias habidas y por haber salieron a flote. Una pesadilla para el Presidente, la “cuadrilla”  y sus “correveidiles”.  A ver si se iban a creer que, por llevarla  a ver fuegos artificiales, le iban a comprar el silencio. Qué ignorancia, qué ingenuidad y candidez la de estos dirigentes. Pues menuda.

Después de tal descompresión, seguro  no cabría  por las puertas de estadio.

No sabe uno si la princesa se transfiguró  en reina o en plebeya. Si en héroe o villana. De lo que estoy seguro es que ha nacido una “estrella”. Quizá  un juguete mediático que, como todos,  subsistirá mientras duren las primeras pilas. No hay nada más perecedero y caduco que lo que no se sostiene.

A mí, estos comportamientos en una fecha  tan señalada como  el Día Internacional de la Mujer. Aprovechando  la coyuntura  advenida  por la gracia y obra del”Presidente de la Federación de Peñas y su directiva”, me parecen tan pueriles y fuera de lugar que relego la cuestión  a la simple crónica de una “anécdota anunciada”. Pienso y manifiesto que esta aragonesa, zaragozana, equivocó el tema de la reivindicación femenina. Con el tajo que tienen por delante.

 

Colaboración de: FÉLIX SÁNCHEZ

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