El pasado sábado 21 pasadas las 9 de la mañana, salía desde Garrapinillos un bus repleto de ganas de apoyar al Real Zaragoza. Todos conscientes de que nos jugábamos la supervivencia de nuestro club. Rafa Estaje (padre e hijo) y Toño tenían todo perfectamente organizado: listado de viajeros, almuerzos, bebidas, etc.
Antes de coger la Autovía Mudéjar en Cuarte ya se había caldeado el ambiente en el interior del vehículo. Las consignas a favor de los blanquillos nos acompañaron a lo largo de todo el día. Hicimos la parada técnica en Monreal del Campo (Teruel), donde dimos buena cuenta de los bocadillos preparados y estiramos las piernas un poco. Cuando entramos en Valencia ya estábamos en la una de la tarde.
A partir de ahí, fue una gran marea humana que nos llevo por las calles de la capital levantina, rodeados de más de 11.000 zaragocistas. Unos comimos paella, otros lo intentaron. Fue especialmente emocionante la llegada del autobús de los jugadores al campo del Mediterráneo del Levante: pasión desatada y lágrimas de emoción. Se nos iba la vida por todos los sentidos. Dentro del vetusto estadio levantinista, el ambiente era «100% Romareda» en sus mejores días, jugábamos en casa. Del partido, no os cuento demasiado porque se ve mejor por la tele, pero allí se «sentía» cada balón que se nos iba. Hablar del gol es hablar de una explosión de abrazos y besos en la grada zaragocista. Luego llegó el segundo, sin la tranquilidad esperada.
Como ya se preveía esta Liga estuvimos hasta el final con suspense. Finalmente, el Real Zaragoza seguirá en Primera División y los jugadores lo vivieron con los aficionados con máxima intensidad en la celebración. En el retorno ya había mucho cansancio de un día intenso e histórico. Volvíamos con la sensación de haber cumplido nuestro compromiso con el escudo del león. Había que estar allí animando. Y Garrapinillos estuvo.
Vídeo, animando en el Metro de Valencia, antes del partido:
Colaboración de: J. VICENTE CASANOVA
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